viernes, 30 de marzo de 2012

El placer de aprender, Por Alejandro Bekes


Hace dos años, tuve una impresionante conversación con los alumnos de 4º. Uno de ellos dijo: “No quisiera ser un docente mediocre”. Otra confesó que no sabía qué hacer con un texto, frente a los alumnos. ¿Cómo interpretar esto? Creo que es obvio: lo que nos estaban exigiendo era que mejorásemos el nivel de nuestra enseñanza, no que les facilitáramos la aprobación a cambio de enseñar menos. ¿Qué puede obtener de sus alumnos, salvo desprecio, un docente que no sabe su materia? ¿Y cómo puede saberla si no estudia todos los días, si no estudia siempre? ¿Qué ejemplo puede ser para los jóvenes de hoy, presuntamente solos y desorientados, un profesor ignorante, facilista y demagógico? En mi escuela secundaria tuve muchos profesores, pero recuerdo con admiración a unos pocos. Entre ellos al profesor Gay, que nos daba Geografía en primer año. Jamás dedicó una clase a algo que no fuese su materia; jamás nos aburrimos y jamás nos fuimos sin haber descubierto algo. Un día de lluvia torrencial, como éramos muy pocos para iniciar un tema nuevo, nos invitó a calcular cuánta agua caía en una lluvia como aquella, en un área dada. ¡Era un océano cayendo del cielo! Y él era un gigante, porque enseñaba el asombro. Entre tantas cosas memorables, nos enseñó por qué la Tierra es más ancha en el ecuador que en los polos; para que lo entendiéramos, recurrió a un ventilador que estaba en el aula... Ese conocimiento me abrió la puerta de muchos otros, y el método que empleó para hacerlo accesible me sirvió siempre de modelo para mi tarea docente. ¡Jamás se nos hubiera ocurrido pedirle que enseñara menos!
Hoy enfrentamos otro mal, que ya tiene sus años. El docente propone a los estudiantes investigar, internet los hace caer en la tentación de recortar y pegar; recortar y pegar, a menudo sin tino, respuestas prefabricadas; actividad que el docente recibe como una estafa tranquila, casi inocente, que para colmo debe corregir y evaluar como si fuese realmente producción de los alumnos. Últimamente, los profesores tenemos que aguzar el ingenio para que éstos se vean obligados a producir algo propio. ¿Qué quiere decir esto? No es ningún enigma: quiere decir que no contamos a priori con la colaboración de los alumnos. Por supuesto que hay honrosísimas excepciones. Pero, en definitiva, la existencia de internet, con todas las ventajas que ofrece, genera un monstruoso equívoco. Quien recorta y pega tiene la ilusión de haber aprendido, cuando en realidad no tiene la menor idea de lo que ha puesto, porque no suele tomarse siquiera el trabajo de leerlo.
Se insiste mucho en el aprendizaje significativo y en la recuperación de conocimientos previos. Ningún docente que tenga una mínima competencia en su profesión deja de tener en cuenta estos factores; si no los tiene en cuenta, no es docente de verdad y ninguna prédica podrá convencerlo. Pero es fácil tergiversar ese mensaje y ceder a los alumnos todo el espacio, a ver qué aportan. Esto me parece inadmisible. Equivale a vaciar el aula, significa una educación sin contenidos. Y esto es tan viable como una justicia sin leyes o una salud sin ciencia. Creo, además, que los estudiantes de todos los niveles van a la escuela en busca de algo; una escuela que sólo ofrezca un espacio vacío, una caja de resonancia para sus problemas, los defraudará necesariamente. Si vamos a hablar en el aula de lo mismo que hablamos en casa o en la calle, ¿para qué la escuela? ¿O en qué se diferenciaría la escuela de un club?
Me parece advertir debajo de esta prédica un viejo supuesto no analizado: lo que llamaría yo “el prejuicio sartriano contra la evasión”. Según esta doctrina, quien tiene un problema no puede hablar de otra cosa, debe enfrentarse con él hasta superarlo. No adhiero; Ernesto Sabato cuenta que cuando era chico y se sentía abrumado por la angustia, fue para él un bálsamo asistir a una clase de geometría: en ese espacio cristalino, no había lugar para el dolor; mientras duraba la clase, su alma torturada se aliviaba de sus penas. De hecho, la evasión no sólo es una de las maneras con que el ser humano sobrevive a sus desdichas, sino que es la única que nos permite ver nuestros problemas desde otro ángulo. Salir de la lógica de los discursos trillados, de las palabras mecánicamente repetidas, de las interpretaciones convencionales, que, por serlo, nos impiden ver una solución. Parece mentira que yo me vea ahora precisado de justificar por qué la escuela tiene que enseñar, pero la ideología imperante me lleva a esto. La escuela tiene que enseñar porque para eso existe; y si lo hace, además, ayudará a muchos a encontrar una respuesta personal a sus asuntos, aunque no hable de ellos, y sobre todo si no habla de ellos. En esto radica el valor curativo del conocimiento y ésta es también la raíz misma del arte y de la literatura, cuya forma esencial es la parábola. Homero no nos dice que la compasión vence al odio, porque con eso no nos diría nada que no podamos poner en duda y olvidar enseguida. Nos cuenta, en cambio, la historia del viejo Príamo besando las manos homicidas de Aquiles, y esa historia es inolvidable y nos alimentará hasta el último día. De un modo semejante, una lección de geometría no nos dice cómo convivir con un padre golpeador, pero al menos nos muestra que hay un mundo adonde los golpes no llegan.
Se dirá que en la formación superior los estudiantes tienen mucho para decir y que tenemos que darles el espacio: por supuesto que sí, y entiendo que en la mayor parte de las materias se les ofrece la oportunidad de participar y de aportar. Pero mi experiencia es que esta participación ha ido decayendo. En los primeros tiempos del Profesorado, era realmente fantástica: me bastaba con nombrar un libro en una clase, para que a la siguiente varios me dijeran que lo estaban leyendo. Si yo cometía un error en la exposición, pronto alguien me lo señalaba. Si soltaba una opinión discutible, me la discutían. Estaba siempre en ebullición el amor al saber, o sea, lo que en griego se llama filosofía. Siento que poco a poco esto, aunque todavía existe, ha perdido fuerza. Ignoro la causa. No obstante, el Profesorado de Lengua ha sido y sigue siendo un lugar lleno de vida. A lo largo de los ocho años que llevo en él, me ha dado incontables motivos de satisfacción, de alegría y de asombro. ¡Cuántas veces no me he pellizcado, para ver si no estaba soñando, al pasar por un pasillo y escuchar a los estudiantes hablar de literatura! Por esta razón me he negado y me niego a pensar siquiera en rebajar el nivel de los estudios, para halagar al mediocre, al haragán o al avivado. Me niego, como me negué siempre, a la expectativa de quienes esperan que el profesor les dé todo servido: que les resuma en algunas hojas (pocas, en lo posible) lo que deben repetir para aprobar la materia. Me niego al facilismo, porque es un insulto a la inteligencia de nuestros estudiantes: al menos de los buenos, que son los únicos que merecen nuestros desvelos. Los haraganes, ¡que en buena hora se vayan a su casa!
Todos los que queremos un país mejor estamos a favor de la inclusión; no estarlo sería un crimen; pero confundir inclusión con demagogia sería fatal. No podemos apoyar la inclusión al precio de vaciar la escuela. No podemos perder de vista que de la educación pública salen, deben salir, los futuros maestros, médicos, jueces, policías, militares, economistas y gobernantes de nuestro pueblo. ¿O vamos a cederle el “privilegio” de la calidad a la educación privada? ¿O vamos a defender la escuela pública abriéndola a todos pero no instruyendo a nadie? ¿Qué escuela es la que no enseña matemática, ni geografía, ni lengua, ni historia? Mis preguntas son obviamente retóricas, pero creo que las respuestas las tenemos todos. Los resultados están a la vista y no han cambiado en los últimos ocho o nueve años. Hace un mes, una alumna de la universidad tuvo que admitir, en un examen, que no sabía en qué año llegó Colón a América.
Creo también que, sin perjuicio de que quitemos algunas correlatividades en nuestro Profesorado, hay otras preguntas que podríamos hacernos. Por ejemplo ésta: ¿De qué modo el concepto de que conocer es un placer mejoraría el paso de los estudiantes por las escuelas, mejoraría incluso su calidad de vida, y luego, a la sociedad en su conjunto? ¿Qué consecuencias sociales, políticas y económicas tendría la difusión de ese concepto? Si en lugar de pensarlo como una tortura, aprender se imaginara como una aventura mágica; si en vez de fútbol para todos y tinelli y susana giménez (que sólo merecen minúsculas), los modelos públicos se vincularan con la aventura del hombre por conocer su universo; si en lugar de felicitarse a sí misma durante horas, nuestra presidenta les dijera a los jóvenes argentinos: “¡Aprendan! ¡Estudien! ¡Hagan un esfuerzo! ¡Rómpanse enteros por ser mejores!”, o mejor todavía, repitiendo a Horacio: ¡Atrévanse a saber!” Y en fin, si realmente se abriera un debate público, si se escuchara la voz de los docentes y de los alumnos y se pusiera todo el esfuerzo del país en salir de la tragedia educativa... ¿qué pasaría? ¿No cambiaría algo en la sociedad? ¿No mejoraría nuestra calidad de vida? ¡Incluso es probable que mejoraran las estadísticas! Pero no pasa nada de esto, o al menos yo no lo percibo. Aunque a lo largo de los últimos ocho años ha habido signos positivos en distintos órdenes, no creo que en lo referente a la escuela pública estemos de veras en “otro país”. La prueba palmaria es que desde el gobierno se vuelve a atacar a los docentes, a responsabilizarnos de todo lo malo, a rebajarnos el sueldo y a cargarnos con más y más imposiciones y sospechas en bloque, que nos quitan el deseo de enseñar. Y de aprender.

No quiero caer en lo mismo: no quiero atacar al gobierno ni defender al gremio en bloque. Imagino que no ha de ser fácil encontrar caminos de solución, aun contando con todo el poder político, y sé de sobra que hay malos docentes, que no cumplen con su tarea, que faltan más de lo que asisten y que son, en fin, una vergüenza para nuestra profesión. Pero allí debe estar, de parte de quienes gobiernan el Estado, la decisión política de controlar lo que sucede en las aulas. Eso, que no sale en las estadísticas sobre deserción, es decisivo. Casi me avergüenzo de escribirlo, por obvio: lo que pasa dentro del aula es lo que decide si un niño aprenderá a leer y escribir y si un futuro docente sabrá algo de lo que debe enseñar o deberá limitarse a seguir sumisamente las consignas de los libros escolares, escritos por quién sabe quién bajo la dirección de una empresa comercial. Si nuestra escuela pública garantizara el control de la tarea docente y el castigo de quienes no la cumplen, muchas cosas cambiarían. Pero la realidad es que el sistema castiga al que más trabaja. Porque si un mal, un pésimo docente deja pasar a todos, sin importar si aprendieron o no, ¿qué castigo tendrá por ello? Terminará antes su trabajo y no tendrá que enfrentar críticas de nadie. Por una perversión completa del valor de educar, tácitamente se premia al negligente, mientras se hostiga y se hace sufrir a quien toma en serio su tarea.

Mientras el conocimiento sea visto, socialmente, como una especie de mal necesario, como una obligación que atendemos en el entretiempo de Arsenal-Villa Tachito o mientras miramos de reojo “haciendo-el-ridículo-por-el-sueño-de-ganar-plata-sin-trabajar”, y sobre todo, mientras quienes se esfuerzan por alcanzar y difundir el conocimiento sean puestos en la picota, ridiculizados y despreciados, incluso por medio del salario, nada podrá mejorar, por mucho que les facilitemos el camino a los estudiantes, reduzcamos los contenidos a menos del mínimo, les demos recuperatorios semana por medio, eliminemos las amonestaciones y quitemos las correlatividades. Las reformas pueden ser buenas, pero no bastan. Las innumerables reformas a que he asistido en mi carrera, sin excluir las presentes, invariablemente suponen al docente como un mero ejecutor de ideas ajenas y no como un profesional responsable. Esto no ha cambiado. Tampoco basta con fundar escuelas, por importante y encomiable que esto sea. El hospital es imprescindible, pero el que cura es el médico; y si el médico falla, el hospital ha fracasado, aunque cuente con la última tecnología. Análogamente, es imprescindible tener más escuelas y escuelas bien equipadas; pero mientras no cambie la situación de los docentes, la supervisión de la tarea docente y la valoración social de esa tarea, nada cambiará. Mientras parezca normal que un ministro o un diputado cobren sueldos que son diez veces el de un maestro de grado, nada habrá cambiado. Seremos cada día un poco más ignorantes, un poco más provincianos, un poco más dependientes.

Espero que estas reflexiones reabran el debate y que no se sientan como una descalificación de esfuerzos constantes, que conocemos y reconocemos todos. Prefiero ventilar mis críticas, antes de dejar que se me pudran dentro, y compartir mi visión de algo que sin duda nos concierne a todos por igual. La educación, no hace falta siquiera decirlo, no es patrimonio de un gobierno, ni de las instituciones, ni de los docentes: es un bien social, como la salud pública y la administración de justicia. Es evidente también que a nosotros, docentes y futuros docentes, debe ocuparnos más que a nadie. Repitiendo a uno mucho más sabio, diré finalmente que si hablo de este modo, por encontrarlo oportuno, “no es para mal de ninguno, sino para bien de todos”.


Afectuosamente, Alejandro Bekes




EL oficio de estudiante. Material de UNER, curso de ambientación 2012


Algunas recomendaciones para el logro de un mejor rendimiento en el estudio.


SUPUESTOS PREVIOS

1.        Los estudios superiores son CUALITATIVAMENTE diferentes a los estudios de la escuela secundaria. No se limitan a la reproducción de contenidos sino implican una actividad personal, reflexiva, de procesamiento e incorporación de dichos contenidos a los esquemas de pensamiento del alumno.
2.        La formación de una disciplina no es igual a la sumatoria de las clases dictadas por los miembros de la cátedra.
3.        El objetivo del estudio no es acumular información sino lograr un conocimiento que nos permita operar sobre la realidad, es decir, resolver los problemas que ésta nos presenta.

PARA TENER EN CUENTA:

þ  Decidir inteligentemente las materias a cursar y rendir, teniendo presente la estructura del plan de estudio y el régimen de correlatividades.
þ  Confeccionar un plan de distribución del tiempo dedicado al cursado y al estudio autónomo.
þ  Tener a mano el programa de las materias, son una necesaria orientación para el cursado y estudio.
þ  Ordenar el material a medida que se obtiene.
þ  Leer regularmente durante el cursado de las materias, para aprovechar las explicaciones de las clases.
þ  Confeccionar listas de puntos dudosos y aprovechar las clases de consulta para aclararlos, después de haber estudiado.
þ  Preguntar a los docentes durante el desarrollo de las clases, los temas que no hayan sido bien comprendidos para no avanzar sobre dudas.
þ  Consultar la bibliografía indicada por las cátedras porque los apuntes son solo guías para el estudio.
þ  Aprender a estudiar a estudiar
Sobre este punto se sugiere:
§  estudiar con agrado e interés: convencerse a si mismo de la facilidad y/o utilidad de la asignatura;
§  concentrarse y captar el sentido y estructura del conocimiento o tema que se desea aprender. Conocer la estructura es comprender como se relacionan los hechos o fenómenos.
§  confeccionar por escrito esquemas, resúmenes, fichas , etc.
En cuanto a la modalidad de estudio, es recomendable elegir un compañero/a con quien complementarse en el ritmo, horarios y avance en la carrera. Para evitar dispersiones es conveniente:
§  Ordenar previamente el material a utilizar y
§  Respetar el horario establecido.
þ  Presentarse a examen luego de haber estudiado a conciencia las asignaturas.
þ  Pedir los exámenes cuyos resultados hayan sido “APLAZADO”, para revisar con el profesor, los errores cometidos.
þ  Dirigirse a la secretaría Académica, a la Asesoría Pedagógica o a los tutores para plantear las dificultades que se les presenten.
INICIAR LOS ESTUDIOS SUPERIORES CON LA RESPONSABILIDAD Y EL ESFUERZO QUE ESTOS EXIGEN, SIGNIFICA EVITAR FRUSTRACIONES Y, CONSECUENTEMENTE, DISFRUTAR DEL CRECIMIENTO Y VALORACIÓN PERSONAL QUE PROVOCAN LOS EXITOS ASI ALCANZADOS.

AUTOEVALUACIÓN: ¿CÓMO ESTUDIAMOS?
Lee detenidamente cada ítem, y a medida que lo vas leyendo, si coincides marca con una cruz.

SI
NO
A VECES
Utilizas papel y lápiz mientras estudias?



Lees en voz alta al estudiar?



Tomas nota mientras lees?



Lees varias veces el texto hasta comprenderlo?



Podés discriminar lo esencial de lo accesorio?



Podés identificar las ideas principales?



Podés sintetizar el texto con tus propias palabras?



Podés elaborar un esquema de lo leído?



Buscas el significado de palabras desconocidas?



Podés plantear y resolver problemas?



Crees lograr una buena concentración al estudiar?



Podés relacionar lo leído con otras materias?




En función de éste diagnóstico, señala lo que crees afectan tu proceso de aprendizaje.

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Lo estético como prerrogativa de lo ético.


Lo estético, como prerrogativa de lo ético y lo político.En torno a la subjetividad, la educación y otras cuestiones.

                                                                                                                            Por María Silvina González

“Estábamos aterrados y vivíamos en un mundo deshumanizado. Por no ser imprudentes fuimos cómplices. Nos arrastramos por lo bajo para que no nos vieran, para poder escapar. Nos convencimos que el mal es todopoderoso y que no había manera de escapar de él. Aunque el testimonio de aquellos pocos que lo hicieron nos demostrara que, en el fondo, había una opción.”
                                                                                                                     Cerrutti, Gabriela, 1997


Somos sujetos históricos, además de vivir, padecer, disfrutar, tenemos la inevitable tarea de reflexionar, de pensarnos como tales. Es a partir de esta reflexión que nos constituimos, además, en sujetos conscientes, capaces de decidir cómo queremos transitar la historia, qué marcas queremos dejar, qué queremos y podemos transformar, qué podemos crear
Pertenezco a la generación a la que Gabriela Cerrutti denominó “herederos del silencio”, una generación que transcurrió su adolescencia y parte de la juventud durante el llamado Proceso de Reorganización Nacional. El dolor, la indignación, la necesidad de participación, la urgencia de un orden social más justo fueron alimentando mi formación.
Empecé a soñar con una sociedad más justa, y a partir de ese sueño descubrí que la educación podía ser un camino para lograr esto. Concibo a la educación como tarea  política, estoy convencida  que la escuela es un espacio privilegiado para la reconstrucción de nuestra sociedad a partir de una educación que apunte a formar la conciencia, para llegar a la autoconciencia y a la autenticidad. Estas son prerrogativas fundamentales para una ciudadanía emancipada, libre, capaz de decidir su propio destino.
En mi experiencia de docencia e investigación he podido constatar que, en general, la escuela reproduce prácticas asistencialistas, propias de una sociedad enferma. Muchas veces la escuela es, simplemente, un lugar para “estar”, una especie de gran contenedor que mientras puede “retiene”, o de lo contrario expulsa a una población condenada a la marginación y a la exclusión social.
Al preguntarme qué hacer frente a esto  comencé a considerar que la posibilidad de la educación estética podría constituirse en una propuesta frente al complejo panorama educativo actual.
Creo que hoy más que nunca debemos pensar cómo enfrentar la desolación, el desconsuelo y la angustia institucionalizadas. En ello, va nuestro compromiso no sólo como educadores, sino como ciudadanos.
Como educadora, creo que vale la pena hacer un pequeño aporte que, sumándose al esfuerzo de otros muchos que comparten estas preocupaciones, constituya una gran propuesta de transformación de nuestra sociedad, es decir, de transformación de nosotros mismos. En este sentido estoy convencida de la importancia de las posibilidades que proporciona el explorar, propiciar, incentivar, el potencial creativo que todos llevamos dentro, y que muchas veces queda guardado, silenciado. Animarnos a educar en esta dirección, para convertir nuestra vida y nuestra sociedad, en algo más equilibrado, armónico, bello, en algo más justo y más bueno. Al decir de E, Díaz, animarnos a realizar un esfuerzo creador que consiste en poetizar la vida y transformarla en obra de arte.
      

Investigación Educativa. Propuesta


Escuela Normal Domingo Faustino Sarmiento
Profesorado de Ciencias de la Educación
Espacio Curricular: Investigación Educativa
Curso: Primer año
Ciclo lectivo: 2011
Profesora: María Silvina González
Propuesta de trabajo:
Eje temático I: Las Comunidades de Conocimiento
-En torno a la idea de Educación y de Investigación.
-La producción del conocimiento en distintos contextos epocales
-Subjetividad política y trabajo intelectual. Algunos hitos para el análisis

Eje temático II: La ciencia en la modernidad
-La Modernidad, un proyecto político, social y cultural
-Prácticas sociales, dominios de saber y nuevas subjetividades.
-La producción del conocimiento científico: instancias y niveles

Eje temático III: La investigación educativa
-La cuestión de la investigación en educación. Problemática, discusión.
-El profesor como intelectual. Responsabilidad social e investigación
-Modalidades de abordaje investigativo en educación.

Eje temático IV: Los momentos en el proceso de investigación
-El proceso de investigación y el proyecto de investigación. Puntos de mirada.
-El marco teórico como perspectiva de investigación.
-La investigación en nuestra región. Lectura de trabajos.

Bibliografía:
Eje temático I:
-GONZÁLEZ, M.S. Educar para emancipar. Estética y política. Tesis de maestría. FCE, UNER, Paraná,2003.
-NUÑEZ, R.-CHAPARRO, M.; El hombre y la cultura. Editora del Litoral. UNL, Santa Fé, 2004.
Eje temático II:
-GONZÁLEZ, M.S.; La tecnología y nuestro tiempo ó los engaños de Prometeo. FCAd, UNER, 2003. Ficha de cátedra.
-DIAZ, E.-HELER, M.; El conocimiento científico. Eudeba, Buenos Aires, 1989.
Eje temático III:
-FOUCAULT, M.; Verdad, individuo y poder. En Tecnologías de yo. Paidos, Barcelona, 1999.
-YUNI, J.- URBANO, C.; Mapas y herramientas para conocer la escuela. Editorial Brujas, Córdoba, 2000.
Eje temático IV:
-BACHELARD, G.; La formación del espíritu científico. Siglo XXI. Buenos Aires, 1984.
-WILBER, K.; Los tres ojos del conocimiento. La búsqueda de un nuevo paradigma. Kairós, Barcelona, 2003.


Corrientes Pedagógicas contemporánea: Proyecto


Escuela Normal Domingo Faustino Sarmiento
Profesorado Superior de Ciencias de la Educación
Espacio Curricular: Corrientes Pedagógicas Contemporáneas
Curso: segundo año
Profesora  aspirante: María Silvina González
Año lectivo: 2012

Presentación:
Proponemos partir de una pregunta: ¿Cuál sería la motivación fundamental de la educación superior en contextos de inclusión? Con Argumedo podríamos responder, a manera de propuesta:
“(…) la condición para cumplir con ese papel histórico es su creciente articulación con las necesidades, demandas y aspiraciones de las mayorías sociales; su capacidad para establecer con ellas un diálogo y un intercambio de saberes, sin pretensiones iluministas. Un intercambio de saberes y conocimientos, saberes académicos, científico-técnicos y saberes sociales, muchas veces portadores de una sabiduría que no se enseña en las universidades, que permita enriquecer el pensamiento colectivo, la cooperación y el diseño de propuestas creativas, sustentadas en valores de una ética solidaria y de respeto a la diversidad. Pero las claves para el diseño de esas propuestas requieren de una mirada capaz de recuperar lo más rico de las raíces culturales e intelectuales latinoamericanas y de un conocimiento de nuestro propio pasado; requieren la reconstrucción de esa historia que ha sido silenciada por el pensamiento oficial dominante y esa dicotomía entre civilización y barbarie”[1]
Para la concreción de este espacio curricular  proponemos  tres momentos:
1-El análisis del contexto contemporáneo en su  particularidad y complejidad.
2-La reflexión sobre distintas corrientes pedagógicas que han surgido en él.
3-La elaboración grupal de conceptos y estrategias   a partir de los desafíos del presente.

Creemos fundamental contextuar  el análisis desde nuestra realidad latinoamericana y argentina y desde allí analizar críticamente las distintas ideas pedagógicas y sus connotaciones filosóficas y políticas, para apropiarnos de elementos teóricos que redunden en un mayor compromiso con nuestra tarea educativa. Entendemos al profesor como intelectual crítico, y en este sentido,   capaz de cambiar algo en el espíritu de la gente[2].
 Ejes temáticos:
1-La Modernidad y su crisis, lo contemporáneo:
-Los signos de nuestro tiempo: la revolución científico-tecnológica, universo-multiverso, colonialismo y revolución, los bloques geo-culturales
-La crisis de la modernidad y sus relatos: una mirada desde América latina. Desde qué nosotros pensar la modernidad.
-Del fragmento a la situación: el agotamiento de una lógica, viejas estrategias, nuevas condiciones, estrategias de subjetivación contemporáneas.
Bibliografía:
-NUÑEZ, R.-CHAPARRO, M.; El hombre y la cultura. Editora del Litoral, Santa Fe, 1985, cap. 6.
-REIGADAS, María Cristina; Neomodernidad y posmodernidad: preguntando desde América Latina, en VVAA, ¿Posmodernidad? Biblos, Buenos Aires, 1988.
-ARGUMEDO, Alcira; Los silencios y las voces en América Latina. Ediciones del pensamiento Nacional, Buenos Aires, 1992. Cap. I punto 1.
-VVAA, Del fragmento a la situación. Grupo Doce, Buenos Aires, 2001. Parte I y II.
2- El debate de ideas:
-La ilustración y el romanticismo en el debate moderno, su repercusión en las propuestas latinoamericanas. Simón Rodríguez, Gervasio Artigas y la defensa de la cultura popular.
-Universalismo y relativismo cultural, las connotaciones en las prácticas educativas coloniales y revolucionarias.
-Civilización o barbarie ó la historia de la exclusión educativa: la génesis del sistema educativo y su fundamento pedagógico.
Bibliografía:
GONZÁLEZ, María Silvina; Educar para emancipar. Estética y Política. Tesis de Maestría en Educación, FCE, UNER, 2003. Caps. X, XI y XIII.
3- Corrientes pedagógicas:
-El modelo normalista y la escuela nueva
-El conductismo y el constructivismo
-La pedagogía de la liberación y el modelo neoliberal.
-La pedagogía individualista y el enfoque psicosocial.
Bibliografía:
-BALLESTEROS, Juan Carlos; Corrientes pedagógicas contemporáneas. E.U.C.S.F, Santa Fe, 1993.Caps. III, IV, VII y VIII.
-DUSSEL, Inés y CARUSO, Marcelo; La invención del aula. Santillana, Buenos Aires, 1999. Cap. 4.
-NUÑÉZ, Violeta; Pedagogía social: cartas para navegar en el nuevo milenio. Santillana, Buenos Aires, 1999. Cap. 1.
-VVAA; El proceso educativo según Paulo Freire y Enrique Pichón Riviere. Ediciones Cinco, Buenos Aires, 1990. Págs. 59  a 63.
4- Corrientes pedagógicas:
-Psicoanálisis y educación: libertad y autoridad.
-Pensamiento y creatividad: enfoque lúdico-ambiental
-La educación por el arte y el espíritu creativo.
-Pedagogía autogestionaria: enfoque participativo y de transformación social.
Bibliografía:
-BALLESTEROS, Juan Carlos; Corrientes pedagógicas contemporáneas. E.U.C.S.F, Santa Fe, 1993.Caps. VIII y IX.
-GOLEMAN, Daniel; El espíritu creativo. ZETA, Barcelona, 2010. Caps. 1 y 2.
-ANDER- EGG, Ezequiel; Hacia una pedagogía autogestionaria. Humanitas, Buenos Aires, 1989. Cap. 3.
5- Propuestas pedagógicas para nuestro contexto:
-El debate educativo y el compromiso social. La formación docente. La democracia pedagógica.
-La educación para la integración Latinoamericana: el proyecto emancipatorio hoy.
-Gestión pedagógica en condiciones  adversas. Pedagogía y pobreza.
-La necesidad de volver a educar. Desafíos pedagógicos de nuestro tiempo. Hacia una escuela a escala humana.
Bibliografía:
-PUIGGRÓS, Adriana; Carta a los educadores del siglo XXI. Galerna, Buenos Aires, 2007. Caps. II, III y XIV.
-PUIGGRÓS, Adriana; De Simón Rodríguez a Paulo Freire. Colihue, Buenos Aires, 2010. Parte 2.
-VVAA; Gestión escolar en condiciones adversas. Santillana, Buenos Aires, 2004. Caps. 1,2 y 3.
- GONZÁLEZ, María Silvina; Educar para emancipar. Estética y Política. Tesis de Maestría en Educación, FCE, UNER, 2003. Cap. XVI.

Evaluación:
Se proponen dos parciales y un coloquio final integrador.
-Primer parcial: presentación y exposición grupal de un mapa conceptual a partir de los conceptos trabajados en el  eje temático I.
-Segundo parcial: trabajo grupal escrito de síntesis sobre: el debate de ideas y sus consecuencias pedagógicas.
-Coloquio final: ponencia grupal original sobre: propuestas pedagógicas para nuestro contexto local







[1] ARGUMEDO, Alcira;  “Condicionamientos histórico- culturales del conocimiento”. Conferencia inaugural en UNER, Facultad de Ciencias de la Administración, IV Jornadas Internacionales de Educación, Concordia, septiembre de 2001, p.10.
[2] FOUCAULT, Michel;  Verdad, individuo y poder, en Tecnología del yo. Paidós, Barcelona, 1991, p. 143.

martes, 20 de marzo de 2012

Comunidades de conocimiento


Una comunidad de conocimiento es un proyecto de transformación social y cultural, que les permite a los actores involucrados construir “socialmente” conocimiento.

Las comunidades de conocimiento son grupos de personas que comparten información, ideas, experiencias y herramientas sobre un área de interés común, en donde el grupo aporta valor. Se basan en la confianza y desarrollan una manera de hacer las cosas que es común, junto con un propósito o misión que también es común.

En este sentido, lo mas importante para una comunidad es tener una visión pero sobre todo disposición, la disposición de aprender, es decir, que los actores estén dispuestos a interactuar constructivamente con su ambiente, a ser abiertos a nuevos conocimientos y a identificar desde la experiencia factores de éxito y saberes locales.

“El aprendizaje humano es la disposición de los seres humanos y de las entidades sociales a las que pertenecen, al compromiso con un continuo dialogo con el ambiente humano, social, biológico y físico para generar un comportamiento inteligente para interactuar constructivamente con el cambio”. (Visser 2000)


Objetivo

Fomentar la conformación del grupo de clase y micro-grupos de trabajo que les permita a los estudiantes crear, expandir e intercambiar conocimiento y desarrollar capacidades individuales, de tal forma que  posteriormente puedan difundirlo, usarlo en procesos de aprendizaje expansivo y generar propuestas educativas innovadoras.

Qué se propone:

·         Interactuar constructivamente.
·         Intercambiar conocimiento y experiencias.
·         Trabajar en equipo desde cualquier lugar a través de diferentes herramientas .
·         Aprender a su propio ritmo.
·         Ahorrar espacio y tiempo.
·         Cuantificar los resultados del aprendizaje.
·         Adquirir conocimientos y habilidades en forma rápida y eficaz.
·         Acceder rápidamente al conocimiento necesario.
·         Ser efectivos y competitivos.
·         Resolver problemas conjuntamente.
·         Tomar decisiones.
·         Ser creativos, flexibles y adaptables.
·         Aprender en el hacer.